jueves, 12 de junio de 2014


JOHN BANVILLE

Contamos en la Biblioteca de Lanzahíta con una única novela del nuevo Premio Príncipe de Asturias 2014, John Banville,
la cual os recomendamos que leáis.
¡¡Pasaté a por ella!!...y cuéntanos que opinas........

 El escritor irlandés John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) ha sido declarado ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, por su;

"Inteligente, honda y original creación novelesca",
 Es considerado como el "heredero natural" de Nabokov, su estilo es reconocido por su prosa precisa y el uso del humor negro en boca de la persona del narrador.

El presidente del jurado, el titular de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, indicó que:
 Se premia al otro yo de Banville, Benjamín Black  (seudónimo con el que firma algunas de sus turbadoras y críticas novelas policíacas)
El jurado consideró que Banville;
v  Tiene una prosa que se abre a deslumbrantes espacios líricos a través de referencias culturales donde se revitalizan los mitos clásicos y la belleza va de la mano de la ironía".
v  "Al mismo tiempo, muestra un análisis intenso de complejos seres humanos que nos atrapan en su descenso a la oscuridad de la vileza o en su fraternidad existencial".
v  "Cada creación suya atrae y deleita por la maestría en el desarrollo de la trama y en el dominio de los registros y matices expresivos, y por su reflexión sobre los secretos del corazón humano".

Los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, están dotados con una escultura de Joan Miró -símbolo representativo del galardón-, la cantidad en metálico de 50 mil euros (unos 65 mil dólares), un diploma y una insignia, y se entregarán en otoño próximo en Oviedo.



COPÉRNICO


El gran debate interno de Copérnico (1473-1543) se libra entre su conciencia de la importancia de sus descubrimientos y el temor a las represalias de la Iglesia. Poseedor de una amplia y heterogénea formación intelectual, su concepción del universo homogéneo e infinito, situado alrededor del Sol, en oposición al cosmos cerrado y jerarquizado, con el hombre como centro, suponía un desafío para la Iglesia, y de ahí que no llegara a publicar sus descubrimientos. Su evolución profesional dentro del seno de la Iglesia, de la catedral de Frauenburgo hasta su doctorado en derecho canónigo, va acompañada de una evolución personal muy interesante, que Banville logra exponer en toda la gama de matices. 

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